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sábado, 22 de junho de 2013

Roma y la Teología de la liberación: fin de la guerra

El Prefecto del ex Santo Oficio, Gerhard Ludwig Müller,
 hace un homenaje, bajo el signo de su amistad con el teólogo peruano Gutiérrez
GIANNI VALENTE
CIUDAD DEL VATICANO

«El movimiento eclesial teológico de América Latina, conocido como “teología de la liberación”, que después del Vaticano II encontró eco en todo el mundo, debe ser considerado, según mi parecer, entre las corrientes más significativas de la teología católica del siglo XX». Quien consagra la teología de la liberación con esta halagadora y perentoria evaluación histórica no es algún representante sudamericano de las estaciones eclesiales del pasado. El “certificado· de validez llega directamente del arzobispo Gerhard Ludwig Müller, actual Prefecto del mismo dicasterio vaticano -la Congregación para la Doctrina de la Fe (CdF)- que durante los años ochenta, siguiendo el impulso del Papa polaco y bajo la guía del entonces cardenal Ratzinger, intervino con dos instrucciones para indicar las desviaciones pastorales y doctrinales que también incluían los caminos que habían tomado las teologías latinoamericanas.


La evaluación sobre la teología de la liberación no es una declaración que se le escapó accidentalmente al actual custodio de la ortodoxia católica. El mismo juicio, meditado, aparece en las densas páginas del volumen del que proviene la cita: una antología de ensayos escrita a cuatro manos, impresa en Alemania en 2004, y que ahora está por se publicada en Italia con el título “De la parte de los pobres, Teología de la liberación, Teología de la Iglesia” (Ediciones Messaggero, Padua, Emi).

El libro hoy irrumpe casi como un acto para clausurar las guerras teológicas del pasado y los residuos bélicos que de tanto en tanto brillan para esparcir alarmas que representan ya intereses ya pretextos. El volumen lleva las firmas del actual responsable del ex Santo Oficio y del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, padre de la teología de la liberación e inventor de la misma fórmula usada para definir esa corriente teológica, cuyas obras fueron sometidas a exámenes rigurosos durante bastante tiempo por parte de la CdF en su larga estación ratzingeriana, aunque nunca se le haya atribuido ninguna condena.

El libro representa el resultado de un largo camino común. Müller nunca ha ocultado su cercanía a Gustavo Gutiérrez, a quien conoció en 1998 en Lima durante el curso de un seminario de estudios. En 2008, durante la ceremonia para el doctorado honoris causa concedido al teólogo Müller por la Pontificia Universidad Católica del Perú, el entonces obispo de Ratisbona definió como absolutamente ortodoxa la teología de su maestro y amigo peruano. En los meses anteriores al nombramiento de Müller como guía del Dicasterio doctrinal, justamente su relación Gutiérrez fue evocada por algunos como prueba de la no idoneidad del obispo teólogo  alemán para el puesto que ocupó (durante 24 años) el entonces cardenal Ratzinger.

En los esnayos de la antología, los dos autores-amigos se complementan recíprocamente. Según Müller, los méritos de la teología de la liberación van más allá del ámbito del catolicismo latinoamericano. El Prefecto indica en que la teología de la liberación ha expresado en el contexto real de la América Latina de las últimas décadas la orientación hacia Jesucristo redentor y liberador que marca cualquier teología auténticamente cristiana, justamente a partir de la insistente predilección evangélica por los pobres. «En este continente», reconoce Müller «la pobreza oprime a los niños, a los ancianos y a los enfermos», e induce a muchos a «considerar la muerte como una escapatoria». Desde sus primeras manifestaciones, la teología de la liberación “obligaba” a las teologías de otras partes a no crear abstracciones sobre las condiciones reales de la vida de los pueblos o de los individuos. Y reconocía en los pobres la «carne misma de Cristo», como ahora repite Papa Francisco.

Justamente con la llegada del primer Papa latinoamericano surge con mayor fuerza la oportunidad para considerar esos años y esas experiencias sin los condicionamientos de los furores y las polémicas de entonces. Aún alejándose de los ritualismos del “mea culpa” postizos o de las “rehabilitaciones” aparentes, hoy es mucho más fácil reconocer que ciertas vehementes movilizaciones de algunos sectores eclesiales en contra de la teología de la liberación estaban motivadas por ciertas preferencias de orientación política más que por el deseo de custodiar y afirmar la fe de los apóstoles. Los que pagaron la factura fueron los teólogos peruanos y los pastores que estaban completamente sumergidos en la fe evangélica del propio pueblo, que acabaron “triturados” o en la sombra más absoluta. Durante un largo periodo, la hostilidad demostrada hacia la teología de la liberación fue un factor precioso para favorecer brillantes carreras eclesiásticas.

En uno de los textos, Müller (que en una entrevista del 27 de diciembre de 2012 había expresado la hipótesis  del escenario de un Papa latinoamericano después de Ratzinger) describe sin medias tintas los factores político-religiosos y geopolíticos que condicionaron ciertas “cruzadas” en contra de la teología de la liberación: «Con el sentimiento triunfalista de un capitalismo, que probablemente se consideraba definitivamente victorioso», refiere el Prefecto del dicasterio doctrinal vaticano, «se mezcló también la satisfacción de haber cancelado de esta manera cualquier fundmento o justificación de la teología de la liberación. Se creía que el juego era muy sencillo con ella, arrojándola al mismo conjunto de la violencia revolucionaria y del terrorismo de los grupos marxistas». Müller también cita el documento secreto, preparado para el presidente Regan por el Comité de Santa Fe en 1980 (es decir cuatro años antes de la primera Instrucción vaticana sobre la teología de la liberación), en el que se solicitaba al gobierno de los Estados Unidos de América que actuara con agresividad en contra de la «Teología de la liberación», culpable de haber transformado a la Iglesia católica en «arma política contra la propiedad privada y el sistema de la producción capitalista». «Es desconcertante en este documento», subraya Müller, «la desfachatez con la que sus redactores, responsables de dictaduras militares brutales y de potentes oligarquías, hacen de sus intereses por la propiedad privada y por el sistema productivo capitalista el parámetro de lo que debe  valer como criterio cristiano».


Después de haber pasado décadas de batallas y contraposiciones, justamente la amistad entre los dos teólogos (el Prefecto de la Doctrina de la Fe y el que durante un tiempo fue perseguido por el mismo dicasterio doctrinal) alimenta finalmente una óptica capaz de distinguir los obsoletos armazones ideológicos del pasado de la genuina fuente evangélica que impulsaba muchos de los derroteros del catolicismo latinoamericano después del Concilio. Según Müller, justamente Gutiérrez, con sus 85 años (y que planea viajar a Italia y pasarse por Roma en septiembre), ha expresado una reflexión teológica que no se limitaba a las conferencias ni a los cenáculos universitarios, sino que se nutría de la savia de las liturgias celebradas por el sacerdote con los pobres, en las periferias de Lima. Es decir, esa experiencia básica gracias a la que -como dice siempre simple y bíblicamente el mismo Gutiérrez-  «ser cristianos significa seguir a Jesús». Es el Señor mismo, añade Müller al comentar la frase de su amigo peruano, quien «nos da la indicación de comprometernos directamente por los pobres. Hacer la verdad nos lleva a estar de parte de los pobres».  

quinta-feira, 20 de junho de 2013

A PANELA DE PRESSÃO EM JUNHO DE 2013

Hilário Dick
Falávamos e falamos de Maio de 1968. Um Maio memorável, misterioso, difícil de entender. Passaram-se 45 anos e não conseguimos entende-lo, ainda, e não estamos entendendo, de novo, um junho de 2013. Esta juventude! O motivo mais concreto é o aumento das passagens de ônibus: as pessoas têm o direito e a necessidade de locomover-se, mas os donos estão cobrando demais, lucrando demais em cima das necessidades do povo e, de modo especial, do estudante que se deve locomover em busca de sua profissão, de sua sabedoria, da sua convivência com os/as outros/as num espaço que se chama “escola” ou “universidade”, direito de todos.

O que seriam estas movimentações todas, bonitas, pacíficas, cheias de insatisfações, que certa parte do sistema só sabe definir como “depredação” e “violência”? A gente parece que não se deu conta que a panela de pressão arrebentou... É feijão no teto, nas paredes, em todo lado. O problema está em saber quem deixou a panela de pressão arrebentar. E as ruas do Brasil viraram uma cozinha enorme com cheiro de feijão que não se aguentou mais na panela. De quem é a culpa?

Não sejamos cegos dizendo que as multidões que há tempo ou nunca foram às ruas não tenham motivações em suas cabeças, bolsas, bocas e cartazes. Se falarem, vai ser uma “explosão” de raivas, de sonhos pisados, de “bastas”, de indignações ao mesmo tempo claras e indefinidas. É feijão por todo o lado... E quando o povo vai à rua que não é bem para cantar e dançar inocências ou safadezas, os escudos, os guinchos de água e os cassetetes se vão ajeitando às claras e às escondidas, comandados por quem só gosta de massa e não de povo. Naquela hora deixam de haver inocentes e culpados. Todos são culpados...

Impossível dizer as razões destas multidões nas ruas, contudo há aspectos que devem ser tomados em conta:

1.      A manipulação

Há muitos meios de fazer que sejamos manipulados. Parece que estamos na sociedade da Manipulação. O que manda é a aparência: somos o que aparentamos. Para isso existe a moda, o consumo, tantas coisas que os diferentes Meios de Comunicação fazem para que sejamos como eles dizem que deveríamos ser. Nem vale o sexo; o que vale é o corpo. O outro não existe; a utopia está no meu umbigo. Se conseguimos conquistar tantos direitos, onde está a grandeza da pessoa humana? A utopia não é “social”, mas corpórea. Até na religião vale a aparência. É só dar uma olhada nos costumes “clericais” e dos próprios “conventos”. O que vale é a aparência; os grandes eventos... As Jornadas Mundiais de Juventude não estão fora desse enquadramento da aparência e da manipulação. Manipula-se a própria realidade. Fica sempre mais claro que as técnicas da comunicação nos apresentam uma realidade que não é a realidade.

Em vista disso e de outros aspectos fala-se de mudança de paradigmas. Tudo evolui de tal jeito que não se sabe mais o que é “Estado”, o que é “Família”, o que é “Escola”, o que é “Igreja”, o que é “Coletividade”, o que é “Solidariedade”... E a panela de pressão explode. Nunca tivemos uma juventude tão manipulada como hoje. Demora ela dar-se conta, mas quando acorda vemos o feijão voando para todos os lados.

2.      Corrupção

As técnicas de comunicação e controle são tantas e tão sofisticadas  que fica sempre mais claro que a corrupção está sendo descoberta como parte ontológica da pessoa e da sociedade. Estamos muito além dos “mensalões” que para a elite farisaica e sarcástica parecia o começo dos enganos e dos abusos do dinheiro do público. Quando se começa a levantar o tapete de tudo que é roubalheira em todos os sentidos, proíbe-se o Ministério Público investigar. A corrupção é econômica, é política, é moral, é religiosa; a corrupção parece correr nas veias da sociedade. Mesmo que já soubéssemos, como foi ruim virem à tona as corrupções  de um lugar sagrado como é o Vaticano! E não nos enganemos, pensando que não haja outros muitos Vaticanos.

No auge da corrupção do poder romano, o que valia para conservar a paz no Império, era o “pão” e o “circo”. O que significa haver bilhões de reais à disposição para construir “circos” para o povo, quando se diz que não há dinheiro para a saúde, a educação, o transporte, o lazer etc?  Vendo tudo isso, a panela de pressão não aguenta mais. Contemplando esta realidade e pensando em algo específico como a Jornada Mundial da Juventude, não haveria nada em comum? Investimento em marketing; em vez de “cuidado”, o “controle”; em vez de “processo”, o poder manipulatório de eventos; movimentos de massa abusando do valor religioso e popular de alguns símbolos, falando de um “Bote Fé” superficial e festeiro... A panela tem que explodir.

3.      Saturação

Estamos num mundo “saturado”. Não tem mais lugar para o “eu”;  melhor o “eu” está tão grande que não cabe mais... Tudo é objeto. A encarnação mais descarada disso são os “shoppings” que, além de saturarem as vistas, os desejos, as bolsas, carregam no seu bojo algo que não se gosta de dizer: a força da exclusão. Tudo vem de cima; tudo vem feito. Tudo bonito, perfeito; tudo a ser feito e a ser consumido. Desde os objetos, até a educação, as decisões, as religiões. Nas religiões, por exemplo, valem os “catecismos”. Eis aí a solução para as inseguranças! Ao mesmo tempo, a grande fome que está nas ruas é o “protagonismo” e a “autonomia”. De jovens e menos jovens; na sociedade e nas igrejas, nos pátios e nas salas de aula; nos encontros religiosos e “profanos” o que se vai conquistando e o que vai provocando medos e terrores é a autonomia e o empoderamento. Também dentro das igrejas. Parece que o desafio da criatividade desapareceu. Não há lugar para as preciosas pequenas invenções.

Estamos vivendo num mundo “impregnado”. Vivemos numa sociedade “cheia”, “farta”, “saciada”, “ocupada”. Não há mais lugar nem para a poesia ou a confissão de bonitas ignorâncias. Somos “informados” de tudo. Até parece que sabemos de tudo... Não há ilha que escape. Por outro lado, estamos saturados de enganos, de engodos, de mentiras, de desonestidades, de desconfianças. “Confiar em quem?” Por ora, é a família que mais inspira confiança, mas os tipos de famílias se misturam e aumentam em belezas e excentricidades. Enfim, a panela do feijão vai explodindo...

4.      Desrespeito

Outro motivo da explosão da panela é o desrespeito. As pesquisas mostram que o “desrespeito” é uma das fontes da violência dos jovens, quando ela surge da juventude.  Os jovens não são violentos porque querem, mas porque foram violentados... Um dos motivos sérios da explosão da panela de pressão é o desrespeito que toma muitos aspectos: a construção de hidro-elétricas; a questão das reservas de terras para os indígenas; o transporte público; a redução da maioridade penal; o PEC em debate; a falta de cuidado com os jovens nos espaços de lazer; o desemprego; a questão das cotas na Universidade e 39 coisas a mais. Quem não se dá conta de que há eventos horripilantes, junto à periferia dos grandes centros (Goiânia, São José os Campos, São Paulo, aqui e acolá) que provam que há “mistérios” que pensam e fazem como que os pobres não deveriam existir? Veja-se a forma como se olha para a mulher; o significado das marchas das “vadias”, enfim o desrespeito em muitos aspectos, sem falar do Direito, da Polícia, das diferenças de ricos e pobres. Assim como não se respeita a criança, não se respeita nem o jovem nem o idoso... Seria preciso falar do Extermínio de Jovens? Das injustiças entre brancos e negros? De centros e periferias? De lucros exorbitantes? O desrespeito dói e ajuda a panela a ela arrebentar.

São pequenas pobrezas que ocorrem dizer vendo tudo que significa assistir a panela de feijão explodindo na cozinha. Fiquemos desejando que todas estas “marchas” signifiquem, mais adiante, organização. Aí, sim, todas as panelas vão se libertar de seus jugos internos

quarta-feira, 19 de junho de 2013

I. PARA O HORIZONTE, SIM! MAS COM OS PÉS NO CHÃO

Marco da Realidade

A Vida se manifestou, nós a vimos, dela damos testemunho.
Ela está voltada para o Pai e se manifestou a nós ( 1 Jo 1, 2)


Caminhamos, como Pastoral da Juventude, com o olhar e o coração voltados para o Horizonte, tendo os pés no chão, procurando partir da realidade da juventude latino-americana. Os horizontes de nosso caminhar são as juventudes, encaradas como um lugar teológico, onde mora Deus. É que a Igreja e as juventudes estão descobrindo, cada vez mais que, além de ser uma realidade biológica, sociológica, jurídica, antropológica, cultural, elas – as juventudes - são uma realidade teológica. Olhar a realidade juvenil e seu entorno é o primeiro passo, portanto, para que Deus e a juventude sejam percebidos com mais clareza como horizontes da Pastoral da Juventude.

Embora o ponto de partida seja a realidade sofrida dos/as jovens,  não se pode esquecer que o importante é "a realização, até a plena estatura de Cristo”, realização que passa pelo/a jovem como "protagonista da transformação familiar, eclesial e social”, "sujeito ativo, com dignidade, construtor de sua própria história de seu projeto da vida", "sujeito de direitos”, "discípulo missionário, fascinado pela pessoa e pelo projeto de Jesus, disposto a uma permanente conversão pessoal, pastoral e eclesial", "construtor da Civilização do Amor".

1. Juventude e Paradigmas[1]

No estudo da juventude e no trabalho junto aos jovens existem paradigmas, isto é, diversos códigos, estilos e modos de pensar para dar-nos conta da realidade que as gerações atuais de jovens estão vivendo. Necessita-se de outras explicações. Esta “mudança” no pensamento e na ação, contudo, não é um assunto que brota “da noite para o dia”; supõe processos históricos e sociais que vão gerando e amadurecendo novos signos, modos, estilos, linguagens, etc., dando lugar à outra configuração da realidade.

É preciso, por isso, atender à necessidade de clarear um paradigma frente a outro, tomando em conta vários fatores que dão lugar à estruturação dessa realidade. O que importa é estarmos atentos para perceber onde se localizam estas novas sensibilidades, novas linguagens e necessidades, para atender à realidade atual e, em particular, às juventudes. Repetimos  que, no chamado ao serviço e ao processo da evangelização, é importante dar-nos conta que, na emergência dos valores juvenis, entram em questão paradigmas (modelos, padrões) que decidem nossa forma de ler, compreender e trabalhar com a juventude.

1.1 A juventude como etapa preparatória

Neste primeiro paradigma o/a jovem é visto, prioritariamente, como alguém que necessita ser “preparado”.  A expressão histórica mais evidente desta “intervenção” é o que se chamou, desde a revolução industrial (1790), de “moratória social”, uma realidade pedagógica e legal que se apresentou de diversas formas (internatos, serviço militar, escolas movidas por disciplinas rígidas, etc.).  As atividades oferecidas se direcionavam para a “formação”, tendo os adultos como os protagonistas das “in­formações” ou daquilo que, por vezes, se chama “educação”.

1.2 A  juventude como etapa problemática

O/A jovem é visto, neste paradigma, como “problema”. “Problema” porque gera conflitos, faz coisas errôneas, não respeita a tradição, faz coisas que não se compreendem, não segue ou não cumpre normas, porque questiona etc. As atividades oferecidas vão na perspectiva da "prevenção" de problemas: drogas, gravidez na adolescência, prisões especiais, etc. Tudo se "instala" movido por um espírito de desconfiança no jovem. As medidas são tomadas por medo da juventude, e não por estar encantado por ela e pelos desafios que ela lança.

1.3 A juventude como potencial transformador

Este paradigma olha a juventude como fonte de renovação: um segmento da sociedade capaz de transformar o mundo! “A solução está na juventude!”  É o que aconteceu no nazismo, no fascismo, no falangismo e em outras iniciativas. De forma um tanto romântica, o futuro parece con­centrar-se na juventude. Olhando estas realidades vê-se, no entanto, que se agia movido por interesses e não pela valorização do/a jovem como tal.

1.4 A juventude, sujeito de direitos, no caminho da autonomia

É um paradigma que aposta na formação da juventude, em sua personalidade, através de uma pedagogia que considera todas as dimensões da pessoa, inclusive a teológica. O grande desafio é ajudar na construção do empoderamento e do protagonismo juvenil. Nesta perspectiva, um instrumento que se torna fundamental é o planejamento do trabalho com e dos jovens. Insiste-se muito na “formação integral”. Outro aspecto que este paradigma não esquece, é a implementação de políticas públicas de-com-para os/as jovens.

2. Olhar a realidade juvenil[2]

Olhar a realidade juvenil da América Latina e do Caribe, realidade que impregna a juventude, é uma tarefa cada vez mais complexa e pode ser muito parcial, quando se parte de uma perspectiva somente de ordem social, econômica, cultural, religiosa ou política, e não a partir de uma integralidade. É esta “integralidade” que desejamos respeitar.

2.1  Mudança de época

Na mudança de paradigma em que se vive, o fenômeno da globalização, em sua dimensão econômica, cultural e comunicacional, rege – em grande parte - as mudanças significativas. A experiência da relatividade do espaço e do tempo, propiciada pelos Meios de Comunicação e de Informação, cria uma sociedade cada vez mais homogeneizada. Aproximam-se povos, regiões e Continentes, marcando um desenvolvimento rápido. O desafio é olhar esta realidade com os olhos da fé.

Novos sujeitos

A transição cultural faz surgir uma alteração nos modelos de identidade. Surgem “sujeitos novos”. De configurações fechadas e estáticas, passa-se a formas dinâmicas e flexíveis que demarcam características de identificação muito frágeis. Os jovens assimilam e socializam rapidamente esta nova dinâmica de construção da identidade, implicando em outra maneira de olhar o relacionamento consigo mesmo, com os demais, com a realidade e com o transcendente.

A vivência da interioridade

Em tempos de mudança de época, a importância da interioridade reaparece e tem um impacto particular. Falar desta interioridade é compreender que todo ser tem uma interioridade a descobrir, um mundo guardado que o conecta com as coisas, situações, lembranças, lugares, cheiros, sensações cada vez mais íntimas e, ao mesmo tempo, aspectos mais socializados e socializáveis, com a possibilidade de saber-se conectado com a transcendência, seja ela qual for.

Na vivência desta interioridade dos jovens, cabe menção especial à corporalidade. A corporalidade é uma mediação pela qual o/a jovem se conecta com os outros, com o mundo e com o Outro de forma especial e nova. Ele se relaciona a partir de dentro, sendo perceptivo do ser dos outros, do ser no mundo e do Outro. Dado que o corpo (a aparência) é caminho privilegiado de conexão e contato, é interessante ver como trabalhamos, com os/as jovens, a corporalidade, o conhecimento de si mesmos para entrarem neles mesmos, sem desvios, sem fugas e sem perdas.

2.2 A partir do fenômeno da globalização

As juventudes formam o maior grupo do Continente, com uma vulnerabilidade, característica da fase que os/as jovens vivem. Eles (os/as jovens) são vistos, por vezes, somente a partir de uma perspectiva de futuro, esquecendo que eles são, também, o presente e que buscam, no meio de tudo, definir sua própria identidade, oprimida por tantas situações novas que lhes vão demarcando um panorama incerto e inseguro.

3. Fatores que influem na realidade juvenil[3]

Numa visão geral da realidade da América Latina e do Caribe encontramos uma diversidade enorme de rostos concretos de jovens que sofrem a desestruturação da sociedade: rostos de jovens indígenas, de afro-americanos, de camponeses, de rostos dos mundos suburbanos marginalizados, de rostos que vivem privados dos recursos mais básicos, e sem possibilidades de serem visíveis, em meio a um sistema neoliberal que promove, em nossos países, um processo de empobrecimento e de má distribuição das riquezas[4]. Embora o cenário político do Continente Latino-Americano tenha mudado, um tanto, nos últimos anos  é bom perguntar-se: qual é a participação dos jovens nesta engrenagem e nesta mudança? Como diz muito bem uma estudiosa:

Desde algum tempo a juventude se vê mais distanciada do sistema político e da disputa eleitoral, o que se reflete nos baixos níveis de filiação partidária ou de participação em eleições, em muitos países. Na verdade, a juventude costuma sentir-se pouco representada nos espaços das decisões políticas[5].

3.1 A Cultura

Vivemos numa época de transformações culturais que afetam intensamente a vida de nossos povos, incidindo, no modo de ser, pensar e agir, especialmente dos jovens que enriquecem este Continente, chamado por João Paulo II, de Continente da Esperança. Somos chamados/as a viver a nossa originalidade e a reconhecer tudo o que a juventude está construindo, especialmente a partir de movimentos culturais, onde brotam as expressões vivas da juventude empobrecida.

3.2 Tecnologias de Informação e Comunicação

As novas tecnologias favorecem que o mundo se converta, sempre mais, em uma só e grande aldeia global, unida pelas redes sociais e comunidades virtuais que permitem que os adolescentes e os jovens sejam reconhecidos como os grandes “conhecedores” do manejo da informação.

Algumas características do paradigma da rede, particularmente incisivas, são: a acessibilidade e a usabilidade de conteúdos; a confusão da dimensão pública e privada; a continuidade entre a realidade e a virtualidade; a liberdade de intervenção; a participação e a publicação; o poder de comunicar-se graças às tecnologias de comunicação sempre mais simpáticas e fáceis; as novas formas de democracia e cidadania, graças às relações cada vez mais intensas e interligadas entre os conteúdos; os ambientes e as pertenças a diferentes comunidades virtuais que visam a colaboração e a interação social.

Dizia o Papa Bento 16 que a vós, jovens, que quase espontaneamente vos sentis em sintonia com estes novos meios de comunicação, a vós corresponde, de maneira particular, a tarefa de evangelizar este “Continente digital”. Nas Conclusões do 3º Congresso Latino-Americano de Jovens, em Los Teques (Venezuela), os participantes também afirmavam que  (...)  dada a influência das Tecnologias da Informação e da Comunicação, que afetam a vida dos adolescentes e jovens, nos vemos desafiados a formar-nos nos valores da dignidade humana,  para discernir e assumir uma consciência crítica em relação ao uso  da tecnologia e dos conteúdos da comunicação.

3.3 A família

Os/As jovens se veem afetados/as, de modo dramático, pela desestrutura familiar, parte da realidade e das diferentes situações que os/as envolvem (pobreza, desemprego, desigualdade, violência, desamor, consumo, visão utilitarista, relativismo de valores, defesa  de novos pseudomodelos de família, ideologia de gêneros...) em detrimento de seu desenvolvimento afetivo e de seu crescimento nos valores. Esta situação é mais chocante porque a família, segundo muitas pesquisas,  é a instituição mais apreciada pelas juventudes.

3.4  A educação

Os/As jovens, no 2º Congresso Latino-Americano de Jovens, em Punta de Tralca, no Chile (l998), já expre­ssavam seu temor ante o “fortalecimento dos modelos educativos segundo o modelo neoliberal, onde é prioritária a produção, menosprezando os valo­res fundamentais do homem”. Verifica-se que, embora os jovens tenham um nível educacional mais elevado do que o das gerações passadas, e continuem e concluam o ensino secundário, persiste, de modo alarmante, a deserção escolar, sobretudo entre os/as jovens mais pobres. Isto se deve tanto à falta de oportunidades e de orientação, como ao fato de eles/as terem que ajudar suas famílias que vivem na pobreza ou na extrema pobreza. Não deixa de ser um desafio a falta de acesso a escolas ou instituições de ensino, juntamente com os problemas familiares, sociais, econômicos, que os coloca em uma posição de desigualdade frente ao futuro.

3.5  A pobreza

Muitos de nossos/as jovens são formados/as por rostos sofridos que vivem no cenário que vamos descrevendo e, além disso, não estudam e são obrigados a trabalhar, desde cedo, para levar algum sustento para suas casas, com empregos que pouco os/as ajudam a melhorar ou equilibrar a sua situação. A pobreza é o rosto da maioria dos jovens latino-americanos.

3.6  O desemprego

Falando de desemprego, levantam-se as preocupações sobre a deficiência na qualidade da educação ou sobre a capacitação que muitos recebem ou a exigência que se apresenta à juventude da experiência de trabalho. Isso faz com que haja grande mobilidade ou migração juvenil, agravando a situação dos lugares aonde eles/as chegam. Fica sempre mais evidente que, em nosso Continente, esta mobilidade tem um rosto juvenil. Outra situação muito particular, no campo do desemprego, é a inclusão das mulheres no campo de trabalho, colocando-a em desvantagem, em relação ao salário dos homens.

3.7 A migração

Como um fenômeno social, a migração sempre existiu, de modo intenso, em nosso Continente. No entanto, hoje existe uma mobilidade exacerbada, especialmente de adolescentes e jovens, para os países com nível socioeconômico mais alto, e que oferecem melhores possibilidades de vida[6], agregando-se a esta situação o capítulo do tráfico de pessoas.

3.8  Violência e juventude

A violência juvenil é produto de uma série de interações sociais, entre as quais, a pobreza. Contudo, com relação à juventude, mais do que violentos, é claro que os jovens são mais violentados, uma verdade que a sociedade teima em não querer aceitar.

A integração a organizações ou redes de narcotráfico e a delinquência juvenil crescem, como um câncer, como opção entre os jovens. São situações que obscurecem suas vidas e os/as levam a um abismo, sem esperança e sem futuro: a prostituição, o crime, os assassinatos, o tráfico e a aquisição de armas. Esta tendência, em ascensão, já é vivida por menores de idade, não só por homens, mas igualmente por mulheres que já passam a fazer parte das estatísticas de mortalidade por causa da violência. Não é algo que os/as jovens querem; são levados/as a isso por uma sociedade orientada para o lucro.

Em termos gerais, os jovens latino-americanos e caribenhos são vítimas de um círculo vicioso desencadeado em torno ao uso abusivo de drogas ou em torno de atos furtivos,  roubos e outros crimes contra o patrimônio; são, também vítimas de famílias desestruturadas e formas institucionais de violências, produtos da ação alienante dos Meios de Comunicação que escondem as causas da violência, sempre culpando aqueles que já sofrem.

3.9  Biodiversidade e Ecologia

Com desencanto e tristeza vemos como, por décadas, se realizaram e se realizam duras batalhas pela conservação do meio ambiente. Trata-se, muitas vezes, de lutas manifestadas contra os próprios governos gestando acordos ou tratados com nações, empresas e pessoas poderosas, querendo lucrar com a Mãe Terra. Uma política que transforma tudo em "lucro", esquece a vida. Hoje sofremos consequências irreversíveis pelas explorações indiscriminadas dos solos, matas e bosques; pela poluição das águas; pelo cultivo de transgênicos e pelo uso de agrotóxicos.

Daí a urgência de uma cultura ecológica que permita, de alguma forma, salvar e preservar esta herança da criação, proclamada e gritada como um desafio pelo 3º Congresso Latino-Americano de Jovens, afirmando que na ausência de uma sólida cultura ecológica, provocada  por um conceito muito fragmentado e deficiente de ecologia, devemos promover caminhos  que possibilitem  o respeito pela vida e pela natureza .

3.10  Outras realidades

            Afetividade e sexualidade

Vivemos numa sociedade que semeia a dúvida sobre a ideia de comprometer-se, em nome do amor; vivemos numa sociedade onde se verifica uma vida familiar desestruturada manifestando-se na  separação e no divórcio dos pais, um fator que marca profundamente a vida psíquica dos/as jovens. Além disso, muitas vezes, a dimensão afetivo-sexual, acaba sendo experimentada por meio da sedução e da agressão sexual.

São evidentes, por outro lado, as correntes ideológicas apresentando, "políticas de gênero" que desembocam na confusão dos sexos, impedindo, a adolescentes e jovens, adquirirem o sentido da diferença sexual e da relação entre uma pessoa e outra. Apesar disso, contudo, a maioria dos jovens valoriza a família, quer-se casar e fundar uma família, mesmo não sabendo o que é constituir uma relação permanente.

Homossexualidade

Gradualmente, constata-se uma desestabilização do modo como se consideram as relações tradicionais entre homens e mulheres. Esta desestabilização deu lugar a uma era de incertezas em que muitas noções, consideradas "naturais", estão sendo submetidas a um questionamento jamais visto. Um exemplo disso é a sexualidade, como tal.

A homossexualidade, como um fenômeno que afeta a juventude, não pode ser um assunto alheio à Pastoral da Juventude. Muitos têm esperado que as Ciências superassem o assunto, de uma forma e de outra, de forma segura e conclusiva. No entanto, até o momento, não foi possível estabelecer causas diretas e conclusivas; apenas algumas correlações.

VIH/SIDA

São cada vez mais frequentes os casos de jovens, em nossa região, infectados com HIV/ AIDS, Síndrome da Imunodeficiência Adquirida.  Este flagelo está “acabando”, de forma desmedida, as vidas de milhões de jovens. Tornou-se uma crise difícil de controlar. Além disso,  avança, silenciosamente, entre a população cada vez mais jovem.

Drogadição e alcoolismo

A mudança de época alterou os fatores de risco com relação ao uso de substâncias psicoativas, passando-se de valores homogêneos a heterogêneos; de baixos níveis de informação a um alto grau de informação, graças ao desenvolvimento da internet; de um modelo de família nuclear, ao que se vive, atualmente, com respeito à decomposição familiar.

Os vícios do mundo juvenil abrangem uma grande variedade de perfis, tendo uma relação direta com a personalidade do/a jovem. Estas adições são tidas como um meio de fuga da realidade em que se quer desconhecer certos estados de ânimo, predominando o não poder conter a constante necessidade de tomar uma determinada atitude; reinando o domínio e a necessidade mais do que a vontade própria; desestabilizando seu entorno, seja ele a família, a escola, o  trabalho,  a vida social, etc.

Os sentimentos, como a felicidade e o prazer, são vendidos nos Meios de Comunicação como efêmeros e fugazes, despertando, também nas juventudes, condutas consumistas, ligadas aos círculos viciosos, onde, para encontrar níveis de felicidade, se deve consumir mais e mais porque os sentimentos não se baseiam em raízes profundas do ser, mas em imediatidades que, muitas vezes, deixam altos níveis de decepção e frustração.

Como diz o documento de Aparecida (422), os Estados e as Igrejas são instituições responsáveis ​​pela prevenção baseada em investigações científicas que desenvolvam nos jovens hábitos para a vida, estilos de vida saudáveis, e que insistam na educação de valor diante da vida e do amor que, realmente dignificam a vida dos jovens, como filhos de Deus.

            Prostituição

A prostituição é um fenômeno social complexo que afeta, de modo particular, o segmento juvenil. As causas do problema são, especialmente, três: a causa psicológica (violência intra-familiar, agressões, abusos...); a causa econômica (miséria, pobreza, desemprego, desintegração familiar...); e a baixa qualidade da educação.

É evidente que a prostituição denigre a pessoa, a ponto de ela (também o/a jovem) tornar-se um objeto. A prostituição leva a fazer do corpo uma mercadoria que se vende.




[1] Nº 07 a 26. Os números correspondem à edição espanhola desta obra, em 2012.
[2] Nº 27 a 52.
[3] Nº 53 a 119.
[4] Bento XVI, Discurso ao Corpo  Diplomático, 08 de janeiro de 2007.
[5] VILLACRES, Jessica. Os contextos e as estruturas sociais da América Latina e do Caribe. http://www.pjlatinoamericana.com/DISCER­NIR_forosvirtuales.html.
[6] Veja-se Tráfico de pessoas. A forma contemporânea de escravidão humana. IHU – Revista do Instituto Humanitas Unisinos, São Leopoldo, nº 414, ano XIII, 15 de abril de 2013.


terça-feira, 18 de junho de 2013

CIVILIZAÇÃO DO AMOR: PROJETO E MISSÃO - Síntese –

Apresentação

O que ouvimos, o que vimos com os nossos olhos, o que temos contemplado e o que nós tocamos com as nossas mãos...  é o que nós proclamamos (1 Jo. 1, 1).

O desafio de construir a Civilização do Amor, expressão divulgada pelo Papa Paulo VI, e acolhida, desde 1983, pela Pastoral da Juventude da América Latina, é e continua sendo projeto e missão[1].  Os jovens do 3º Congresso Latino-Americano de Jovens, em Los Teques, em 2010 (Venezuela), além disso, acolheram o que o Papa Bento XVI disse, naquele momento, convidando-os/as a serem "autênticos discípulos de Jesus Cristo, para viverem os valores do Evangelho, transmitindo-os com coragem aos que os rodearem e, inspirados por estes princípios, construírem uma sociedade mais justa e reconciliada".

Prólogo

Civilización del Amor. Proyecto y Misión  é continuidade,  prosseguindo a construção de uma proposta orgânica da Pastoral da Juventude na América Latina,  que segue sendo  Tarea y esperanza[2], como dizia a versão de 1995. A presente versão, portanto, é complementar, não suprimindo o dito anteriormente. Quer enriquecer o que já foi vivido e discernido.

Falamos isso porque se faz necessária uma renovação pastoral, isto é, faz-se necessário passar de uma pastoral de manutenção e preservação (sonhando com nostalgias e seguranças); de uma pastoral intimista e espiritualista (escondendo escapismos fideístas); de uma pastoral clerical e verticalista, popular horizontalista, levada por aparências e estéticas (marketing), para uma pastoral orgânica e global, de conjunto e articulada, de comunhão e corresponsabilidade, de missão e evangelização, encarnada e contextualizada, acolhedora  da diversidade das expressões juvenis. É necessário passar de uma Pastoral de Eventos para uma Pastoral de Processos, encarnados nas realidades juvenis.

Esta nova versão viveu um processo árduo e prolonga­do (2007 a 2012). Exigiu tempo, mas, por isso mesmo, permitiu uma construção participativa.




[1] Síntese baseada em Civilización del Amor – Proyecto y Misión.  Orientaciones para una Pastoral Juvenil Latinoamericana. Documento CELAM nº 173, Bogotá, 2012.
[2] Houve, até o momento, três versões de Civilização do Amor: uma de 1985, intitulada Juventud Iglesia y Cámbio; outra de 1987, com o título Pastoral Juvenil: Sí a la Civilización del Amor; e, uma terceira versão, em 1995,  intitulada Civilización del Amor: Tarea y Esperanza.

Esta síntese será publicada em capítulos a cada dois dias. Não percam os próximos capítulos. Saudações.